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sábado, 25 de abril de 2015

APRENDER...A ATREVERTE...

Dicen que crecer es aprender a decir adiós.
Pero no un hasta luego, un quizás, un a lo mejor. Es una despedida sin retorno, sin vuelta atrás.
Es un adiós sonoro, con tilde, y con punto final. Y es que nos cuesta mucho poner punto final, con lo fácil que son los puntos suspensivos...
Dejar las cosas en stand by, por "si acaso". Que decir adiós son palabras mayores. Llegar a una posición de no retorno, nos angustia, nos enfrenta a un horizonte de posibilidades donde a lo que dijimos adiós, ya no estará mas!
Un adiós de los que retumban en el Alma. Esos son los que duelen.
Yo nunca me atrevía a decir adiós. Y no hacerlo es dejar una ventana abierta al dolor, a la desilusión, y al desencanto. La esperanza es lo ultimo que se pierde, pero si la causa esta perdida, es mejor dejar ir, respirar hondo, y soltar.
Decir adiós a quien te rompió el corazón. A quien te desgarro el Alma. Al que dices "Hasta luego" porque es mejor sentir dolor, que no sentir nada. Y es que ese frío en el pecho te aterroriza. Te desnuda. Te tira al suelo. Y eliges la incandescencia del dolor, de la ira, y de la rabia.
Porque ni te planteas decir adiós. Crees que tus sentimientos sólo pueden ser una variación de esos estados. O fuego, o frío. Porque no conoces otra cosa. Porque no te han enseñado a sentir diferente.
Porque no te has atrevido a decir adiós.
Crees que tu corazón se congelará, y que nunca mas volverá a sentir fuego. Y te doy la razón. Que lo mejor que te puede pasar, es que no sientas jamás ese ardor que te consume. Que hay otro estado, ni tan frío, ni tan sofocante.
Un punto medio de una calidez suave, acogedora.
Que no te abrasa, que no te hiela.
Que te llena el pecho, y se extiende hasta la punta de los dedos de tus pies.
Y es al decir adiós, cuando aparecerá alguien, que te abrazará tan fuerte, que tu corazón se derretirá de nuevo. Quizás no la semana que viene, ni el año que viene, Pero llegará.Cuando aprendas a decir adiós de verdad, con todas sus consecuencias. Entonces tu Alma quedará libre para dar bienvenidas a alguien que de verdad lo merezca.



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